viernes, 8 de noviembre de 2013

Crónica del Ibiza Trail by Nacho Barrio

Los 10 integrantes del equipo Costa Quebrada que fuimos a correr nos presentamos en la salida con ganas de pasarlo bien en la carrera. Hemos llegado a Ibiza dos días antes y en la “pre-carrera” lo hemos pasado de cine Ahora solo falta rematar con lo deportivo.  Buen ambiente en la salida, unos 300 corredores divididos en tres pruebas, 8km 21km y 42km. Nosotros íbamos 5 a la media maratón (Raúl, Samuel, Ángel, Carlos y Chuchi)  y otros 5 a la maratón (Leandro, Lara, Ismael, Gustavo y servidor).  A las 8:30h, media hora antes de la salida, mientras pasábamos el control de firmas ya lucía el sol y la temperatura era muy agradable, algo más de 20º calculo. Demasiado agradable, para mi gusto. En unas horas el sol iba a pegar de lo lindo.
A poco más de las 9h salimos agrupados los corredores de 21km y 42km por el paseo marítimo de San Antonio. Al cabo de un par de km, se acaba el paseo y seguimos paralelos a la costa durante otros dos km al borde del mar hasta una cala cercana donde ya nos metemos hacía el interior. En seguida estamos rodeados de bosque mediterráneo, pinos, olivos, tomillo (que bien huele) y más especies que mis limitados conocimientos en botánica no permiten identificar. En cuanto empezamos a subir, el terreno calizo, muy roto y erosionado pone un punto técnico a la carrera. Los tramos de sendero están muy rotos, con mucha piedra (suelta e  in-situ) pero muy irregulares, de mal pisar y peor correr. Antes del km 10, tras una primera subida donde la mayoría cambia el correr por el andar, viene una bajada donde más de uno se cae, sin consecuencias graves, por fortuna. En meta había varios corredores con marcas en brazos y piernas, sinónimo de que habían visto el suelo más cerca de lo debido.

Sobre el km 7 se separan ambas carreras. El grueso del pelotón corre la media y los de la maratón pasamos de correr en fila india a quedarnos muy desahogados, casi solos. Somos cuatro gatos y vamos bastante dispersos. Durante la primera mitad de recorrido, a excepción de un par de tramos cortitos por carretera, vamos casi todo el tiempo encerrados entre vegetación sin tener mucha idea de donde estamos y hacía donde nos dirigimos, aunque es difícil perderse porque hay metros y metros de cinta de balizar naranja colgada de los árboles. Sube baja continuo, poco desnivel pero muy repartido. Un recorrido bastante rompepiernas.

Los avituallamientos cada 5km y bien surtidos: agua, isotónica, frutos secos, pasas, gominolas (que ricas), refresco de cola, plátanos y naranjas. En alguno había chocolate. A mitad de carrera, la monotonía se rompe. Salimos del bosque para atravesar durante unos 4km una planicie interior en las afueras de Santa Agnes, cruzando campos de secano con olivos y alguna encina. Aquí junto con mi compañero Leandro,  con el que he ido hasta el km 26, alcanzamos a un grupito donde uno de ellos nos cuenta que ha hecho la primera edición de la Ultra del Soplao. Cuando entablamos conversación con otros corredores, muchos nos preguntan:  ¿vosotros soís los que venís de Cantabria, no?. Pues sí, mireusté, somos nosotros. Más famosos que Pocholo, oiga.

Al acabar la zona llana, la segunda mitad de la carrera es bastante parecida a la primera, con la salvedad de que en esta parte, ya hay tramos “con vistas”. Se corre pegado al mar, y en los alrededores de Cala Salada y Punta Galera las vistas son espectaculares.  En el km 26 le digo a Leandro, que me había acompañado desde la salida, que tire para adelante. Va más fresco,  yo no voy mal pero no voy tan fino. A partir de ese momento, salvando los tramos donde adelanté a cuatro cinco corredores, voy solo todo el tiempo. Paso algún momento de bajón por el calor y me doy cuenta que es imposible acercase a 5h pero veo que acabaré en menos de 5h30’ que era el objetivo “secundario”.

En Cala Salada bajamos a la playa atravesando toallas y bañistas que nos miran con extrañeza: ¿de dónde sale toda esta gente, vestida de carnaval?. “No caballero, no es la nueva fiesta de Pachá, es una carrera y sí, todavía quedan alguno más por llegar detrás de mí”.

Tras dar lo que a mí me parecen unas cuantas vueltas sobre el mismo sitio, volvemos a recorrer los 7km iniciales, pero en sentido inverso camino de la meta. Hace un sol de justicia y es un poco frustrante cuando llevas más de 35km encima, volver a deshacer el camino andado. Reclamaciones al maestro armero, que sabíamos a lo que veníamos.

Lo que es la psicología, pasa uno de Walking Dead a Forrest Gump en menos de 500m. A a dos km de meta a duras penas podía trotar, iba con un zombie con el sol taladrándome el cerebro y en la recta de meta, cuando oía los gritos de mis compañeros de equipo animando fui capaz de entrar corriendo a un ritmo vivo como si fuese la llegada de un 10km.

Felicitar a todos mis compañeros por el esfuerzo realizado. Algunos han hecho auténticos carrerones. Son muy meritorios los puestos 4º y 18º de Lara e Isma en la maratón, así como los 11º y 12º de Samuel y Ángel en la Media Maratón.

En mi caso particular sensaciones agridulces. 5h26’, me doy un aprobado raspado raspado.  Hoy tengo las piernas cargadas, pero no tengo la sensación de estar roto como si me hubiese vaciado a tope. Creo que debería haber rebajado unos 10 minutos al menos mi tiempo, quizá algo más, pero me fue imposible, porque no tuve la capacidad mental de luchar. Es más en ningún momento lo intenté. Para hacer un buen tiempo y superarse a uno mismo hay que sufrir, apretar los dientes y echar webs al asunto, pero  tengo la sensación de no fuí capaz de hacerlo en ningún momento. Creo que iba físicamente preparado pero no mentalmente. Me he dormido pensando que sería fácil. La prueba de ello, es que en todas las maratones siempre paso por un estado de: ""¿que hago yo aquí?, ¿para qué me habré apuntado yo a esto? que voy sufriendo como un perro””. “” ¡¡Que esto se acabe ya, por dios!!"" y en esta carrera no pasé por ese episodio.

La organización muy bien, con muchos controles de paso y voluntarios en los puntos más conflictivos. Por poner alguna pega, excesivo marcaje en zonas evidentes y algo escaso en zonas más abiertas, pero sin apenass posibilidades de perderse.

La mayor pega a mi juicio es el recorrido de la carrera. Demasiado forzado para mi gusto. Parecía que hubiese que sacar 42km a toda costa y había zig-zags y vueltas sobre el mismo sitio que te hacían parecer un hamster en una ratonera. En montaña, los recorridos tienen que ser evidentes, se va de A a B por el camino natural o más directo. Si pasas tres veces por el mismo sitio y das vueltas en espiral tienes la sensación de que te están mareando. No conozco la zona y quizá existan impedimentos para estirar más el recorrido, pero creo que la zona puede dar más juego del que ha dado.

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